sábado, 20 de noviembre de 2010

ADIOS CASIMIRO



Hace unas semanas murió Casimiro, “emblemático” león del Parque Zoológico de la Guaricha en el estado Monagas. Reseñado una y otra vez como el “gran atractivo” del parque, representa la triste realidad del animal extraído de su medio natural para servir de entretenimiento al hombre, mientras sobrevive día a día a la miserable existencia que le procuran quienes tienes a su cargo este cruel negocio.

Sin haber podido precisar de qué país eran originarios los padres de Casimiro, fueron adquiridos en 1978 para el momento de la inauguración de éste parque. Casimiro nace cuatro años después convirtiéndose en el bebé mascota. Sus hermanos de acuerdo a informaciones extraoficiales fueron envenenados por un particular.
Su padre fue muerto, seis  años más tarde por quienes intentaron atraparlo una vez que escapa de su jaula. Su madre, el mismo año por “causas desconocidas”.
Cuando cuenta siete años de vida le es traída una pareja, quien muere nueve años después víctima de una infección vaginal. Desde entonces, y por tanto, desde hace trece años, enfrentó  su triste cautiverio en soledad y a juzgar por los eventos que culminan con su muerte, sin la atención necesaria. Sarna, caquexia entre otros, en contundente evidencia, pero maquillados como “enfermedad degenerativa”.
Ahora el infaltable e insensato  monumento en su memoria, que no lo traerá de nuevo a la vida pero le dará tranquilidad a aquellos que creen que así reivindican este desastre, esta vergüenza, ya de carácter internacional, que ha podido mejor ser suplido por la necesaria  y competente atención veterinaria, en vez del evidente  abandono sufrido por el pobre animal que bastante le dio al parque y sus visitantes a lo largo de sus infortunados 29 años de supervivencia, expuesto en su sufrimiento hasta el último minuto.



Casimiro es una demostración más de la incapacidad para atender estos asuntos llamados parques zoológicos, donde los protagonistas, robados a su medio natural, son solo objetos de exhibición, y que dicho de paso, con esto, costean su propio mantenimiento. El que muere se suple y ya.
Ésta es la fatalidad que irremediablemente les toca soportar a los animales destinados a “recrearnos”, y en una cultura de poco respeto o consideración por los animales como la nuestra, pues  mucho peor.
Son infinidad los Casimiros en nuestro país, víctimas silentes y desamparadas en cada jardín zoológico,  lejos de la naturaleza que les corresponde, de donde nunca han debido salir, sin poder desarrollar el más mínimo comportamiento que les es propio. 
Puede más el afán de “divertir” de alguna forma al hombre, ya  del siglo XXI quien aún no comprende que ésta no puede ser la forma de interrelacionarse con los otros seres vivos, a expensas de su libertad, a expensas de su existencia. 
Éste fue el dramático final de “el más consentido” del parque el Guariche.  


   
NO A LOS PARQUES ZOOLÓGICOS !
   
Los animales pertenecen a su medio natural.
El hombre debe buscar formas creativas de entretenimiento que no signifiquen sufrimiento para otras formas de vida.